El que el método Montessori
necesite de un material determinado es una de las razones por la que ha
recibido algunas críticas. Los detractores no aceptan esa paradoja que existe
entre la dependencia de un material específico, y calculado, y esa libertad que
tanto defiende el método.
Otras críticas más consistentes
y, ciertamente, no tan triviales como la anterior reniegan del carácter
individual del Montessori y no aceptan la poca importancia al trabajo en grupo
que se le da en las clases.
Y los defensores, apelan a la
naturaleza integradora del método Montessori.
En palabras de la académica
Carmen Sanchidrián (2003), los planteamientos que se mantienen en plena vigencia
a día de hoy son:
“el centrarse en el niño como
ser humano en proceso de desarrollo, su defensa del aprender haciendo y de la
autonomía personal, su concepto de educación que va más allá de la comunicación
de contenidos, y el considerar la actividad motriz y los ejercicios sensoriales
como fuentes básicas para el aprendizaje y desarrollo”
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